7 frases de Guadalupe Santacruz

Conocí a esta escritora por una colega chilena porque de otra manera no hubiera llegado a mis manos. Tuve la oportunidad de dialogar también con una persona que conoció a Guadalupe Santacruz para una entrevista que finalmente no pudo ser. Sin embargo, ya escuchar a alguien hablando de ella me dio la pauta de su sensibilidad, de su capacidad para atravesar con sus palabras.

Guadalupe, o también conocida por sus colegas como “Lupe” Santacruz, fue una escritora, filósofa y una talentosa artista visual que hizo un recorrido intenso por la política feminista. Tenía una personalidad única que la convirtió en una de las protagonistas más enérgicas entre las escritoras tras el golpe de estado en 1973. 

Escribió varios libros: Salir (1989), Cita Capital (1992), El Contagio (1997), Los conversos (2001), Quebradas. Las cordilleras en andas (2006), Ojo Líquido (2011) y también “Plasma”, por el que recibió el Premio Novela Inédita y el Premio Atenea.

Frases de Guadalupe Santacruz

Como escritora empedernida y amante de las artes visuales, Guadalupe nos dejó muchas ideas que pueden invitarnos a reflexionar e inspirarnos a crear. Te comparto los que más me impactaron:

 

“Tal vez desde la escritura –y no es una figura retórica– se asume que se sabe muy poco, yo asumo que sé muy poco y sin embargo tengo una gran atracción por el saber”

 

“Veo en la tinta un poder enorme, enorme y, al mismo tiempo, modestísimo; pero claramente el escribir, el hacer uso de ese líquido que por lo tanto es contagioso, que por lo tanto se mueve, que por lo tanto se derrama, ya es político”

 

“En la escritura hay un modo de hacer, un modo de instalarse dentro de las palabras buscando una cierta lucidez”

 

“No estamos encerradas, estamos esperando que nos den de alta, por eso me aferro a un huevo que siento crecer en mis adentros y duermo para recordar lo que he visto en este lugar que otras quieren echar al olvido.”

 

“No escribimos cuando escribimos. El escrito ya está allí, en el afuera de nosotros mismos que somos”

 

“Las mujeres no solo tuvimos la condena del silencio; tenemos la fuerza del silencio.”

 

“Una pequeña torre de Babel personal me hizo tomar las palabras no como dadas, sino como siempre modificables, siempre atravesadas por connotaciones, por matices, por sutilezas, por durezas distintas… ”

 

Si querés saber más sobre Guadalupe Santacruz, seguí leyendo…

La carrera de Guadalupe Santacruz 

En sus entrevistas, Guadalupe hacía mucho énfasis en la enorme influencia que tuvo de sus padres: su madre estadounidense actriz de teatro y su padre chileno, un funcionario político de las Naciones Unidas. 

Su vida fue marcada por muchos viajes desde su infancia y un posterior exilio en Bélgica en plena dictadura. Estos sucesos marcaron su personalidad y enriquecieron su experiencia que después utilizó para ilustrar a través de la palabra. Cuando regresó a Chile, participó en muchos talleres especialmente para mujeres, con el objetivo de ayudarlas a ser líderes y dirigentes sociales. 

También formó parte del Primer Congreso Internacional de Literatura Femenina Latinoamericana en 1987, donde abordó temáticas relacionadas al feminismo, literatura y patriarcado, poesía y narrativa. Su preocupación siempre estuvo alrededor de las estrategias del discurso femenino y por esta razón, buscó encontrarse con escritoras alrededor del mundo para ayudarse mutuamente. 

Guadalupe luchó contra el cáncer durante largos años y falleció el 25 de enero de 2015, en la misma ciudad que había relatado con tanto énfasis en sus obras. Su entrañable Santiago. Después de su partida, apareció su última obra: Esta Parcela

 

Los libros de Guadalupe Santacruz

Guadalupe, además de dejar fluir su creatividad a través del papel, fue una educadora que enseñó tanto a través de su profesión como con sus propias obras. Por esta razón, vale la pena hacer un breve recorrido por sus libros más importantes para inspirarnos a continuar escribiendo y descubrir nuestras próximas lecturas. 

Plasma (2005)

Es una de sus obras más importantes, con una narrativa impecable que relata sobre el deseo y una exploración de la corporeidad vulnerable. En Plasma, Guadalupe nos va a relatar la historia de Bruno, un sujeto que se encargó de investigar a Rita, sospechosa por el tráfico de estupefacientes. No obstante, a medida que la investigación se desarrolla, Bruno va cambiando aspectos de su personalidad y visión del mundo. Lo más destacable de la obra son sus magníficas descripciones donde podemos recrear parajes a través de las palabras e inevitablemente sumergirnos en la historia.

 

“¿Hacia dónde marchábamos y por qué? Íbamos tristes por esas arenas negras. Habíamos cruzado los cementerios abandonados en las playas, escalado unos roqueríos leprosos, evitando las piedras y los picachos con forma de animal que aúlla.” 

Fragmento del tercer capítulo “La cordillera de Quispe” (p. 90)

 

“A fuerza de machacar, a golpe de preguntas, se me separan las palabras que recibo, se hacen herramientas de tormento que alejó para evitar el dolor, solo escucho la carcaza de su ruido que transforma las perlas en barbitúricos, en estupefacientes, en psicotrópicos. Sube el voltaje de las palabras. Las palabras cuelgan boca ultraje. Las palabras son ahogadas por inmersión, asfixiadas en una bolsa plástica las palabras, aturdidas, sin aliento.”

Fragmento del quinto capítulo “La cordillera de Bernal Bello” (p. 122)

 

 

Los conversos (2001)

Uno de esos libros que, cuando los empezás a leer inocentemente, te atrapan e invitándote a repensarte, te atraviesan por completo. Este relato está escrito como una memoria que ensaya y repite distintas perspectivas de un mismo dolor. El teatro busca socorrer al lenguaje otorgándole a los cuerpos su propio espacio mientras que la memoria se toma el despliegue de una nueva creación.

 

“Viajábamos todos los que queríamos ausentarnos de la tierra que nos había dolido y dar vuelta la página. Iban los hambrientos de vientre y los hambrientos de otro horizonte, los que querían abrirse camino en lugares que no pesara aún su nombre. En que no lleváramos la deuda de nuestro nombre. El sueldo del nombre.” 

Fragmento del relato de Cristen Grager, 24 años, viuda, tres hijos sin profesión (p. 169)

 

“Vengo de la espuma. La espuma de los labios cuando besan, de la entrepierna cuendo se alza hasta la raíz del cabello, de las pestañas, y cierra los párpados hacia la queda. Desciendo de la espuma de las palabras, de los océanos, de los pelos mojados. Soy espuma que apaga los incendios que enciendo en mi nombre, con mi nombre”

Fragmento de “El cuerpo de Emilio” (p. 197)

 

Quebradas. Las cordilleras en andas (2006)

Guadalupe buscó con este libro que logres pensar en la hoja como un paisaje abierto, con abismos y rutas, una pintura que retrata sitios desconocidos. A lo largo de la obra relata sobre sitios visitados como Tierra Amarilla, Camino del Inca o Quebrada del Loa, los cuales son visibles por nueve pasajeras que encarnan distintas narraciones. Sus voces son desplegadas, se apartan y descentran, pero terminan formando un unísono perfecto. Esta obra nos invita a descubrir distintos relatos, que al final terminan siendo uno solo, con muchas descripciones detalladas sobre el cerro y lo que no se conoce de él.

 

Cita Capital (1992)

Esta obra es la segunda que creó Guadalupe en su experiencia como escritora. A través de sus páginas, encontrás puntos que desfilan para redescubrirse en el lugar de una nueva construcción, con una trama que se sucede en un recorrido como el de una cámara fotográfica. Sandra y Octavio, los personajes, se extravían en esta narración, en una serie de secuencias metafóricas mientras recorren la ciudad de Santiago. Un aspecto llamativo de esta novela es que habrá que sumergirse en una atmósfera recurrente y con vuelcos que nos instalan dentro y fuera de los márgenes de la narración. 

 

Esta parcela (2015)

El último libro de Guadalupe aún tiene algunos problemas para clasificarse, ya que sus textos pueden llevar desde la poesía a la narrativa, aunque nunca se ajustan a estas categorías por completo, las transgreden, las bordea. En esta obra, la escritora gira en torno a los límites del cuerpo y la identidad, teniendo en cuenta el contexto del declive del suyo propio. Su palabra se encuentra encarnando a una cantante que, luego de perder su voz, busca su identidad sin recordar si alguna vez tuvo lengua o sólo fue hablada por el resto. Tanto la protagonista de la historia como Guadalupe, a través de las palabras, buscan insistentemente su propia lengua y con esto, su existencia. Por eso, el proceso mismo de la escritura se presenta como un acto de exploración y creación de sí mismas a lo largo de la obra.

 

Conclusiones

Los textos de Guadalupe Santacruz van más allá de un momento de lectura entretenido y agradable; te invitan a la reflexión sobre la vulnerabilidad, la relación que tenemos con un mercado cada vez más voraz, el feminismo y también con los desafíos que supone la escritura. 

Si te querés seguir conociendo a Guadalupe Santacruz y compartir la lectura con mujeres sensibles e inteligentes como vos, con una propuesta flexible y dinámica, te invito a participar del club de lectura “Mujeres que escriben” de mayo para que todas esas reflexiones puedan ser compartidas con otras. 

 

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