Libros para llegar “lista” al verano

Hace unos días me encontré con un post en Instagram que decía: “You don’t need bigger boobs. You need to read better books.” (Vos no necesitás tetas más grandes, vos necesitás leer mejores libro). La frase me pareció súper atinada ya que por estos tiempos, al menos en este hemisferio, nos bombardean con publicidades para “llegar listas al verano”. Cuerpos inverosímiles, sonrisas falsas, pieles sin vida… Es difícil salirse de las exigencias culturales pero se hace más fácil si tenemos la cabeza en otra cosa, en algo que nos enriquezca y nos nutra desde otro lado.

Por eso, jugando con lo de “listas”, se me ocurrió dejarte esta lista de libros recomendados para leer en verano. Para leer en la playa, en el patio, en la pelopincho, en donde te toque pasar los meses que vienen. Aviso que algunos de los libros ya los leí y otros los tengo ahí en la mesita de luz, así que, quién te dice, no compartamos lectura de verano y podamos comentar en redes qué nos pareció…

Entonces, ante la pregunta “¿Qué me llevo para leer este verano?”: Aquí van, estos son, mis libros recomendados para la temporada 2018/2019.

Novela

“Por qué volvías cada verano”, de Belén López Peiró (Editorial Madreselva)

Ahí en el límite entre la novela y la denuncia. La historia de un abuso en la adolescencia pero también de la fuerza y la entereza de esa niña que no se rompió y hoy, con el poder de su palabra, nos narra una batalla ganada.

“Kentukis”, de Samanta Schweblin (Literatura Random House)

Es la nueva novela de una autora que ya me ganó con “Pájaros en la boca” y “Siete casas vacías”, sus libros de cuento. Todavía no leí esta novela pero le tengo muchas ganas y aparentemente viene con un tono siniestro a lo “Black mirror”.  ¡Chan!

“La luz negra”, de María Gainza

Tampoco la leí, perdón. Pero la tengo ahí y me está esperando y al menos le debo este espacio hasta que termine lo que tengo ahora a mitad de camino. Me sedujo de este libro su trama sobre falsificadores y esos mundos que parecen de ficción aunque nos rodeen. Además, no recibe más que elogios. Mariana Enríquez (otra autora de la que ya hablaremos) dijo que es «Un libro insólito, hermoso, en ocasiones delicado y a veces brutal». ¿No te morís por leerlo?

“La virgen cabeza”, de Gabriela Cabezón Cámara (Eterna Cadencia)

Una novela con un lenguaje bien local. Conviven aquí las putas, los chongos, la Policía, las travestis, el Estado… La villa es el escenario principal y la historia de amor entre Qüity y Cleopatra la que arma la trama. A mí me encanta cuando los libros se meten en estos mundos. Me pasó con “Kriptonita”, de Leonardo Oyola y me pasó con este.

 

Cuento

“El amor es una catástrofe natural”, de Betina González (Tusquets)

Me gusta leer cuentos en verano o en épocas de poca concentración porque me permite en poco tiempo meterme en un mundo distinto y llevarme algo de él. Las historias de los cuentos de Betina González son extrañas y movilizadoras a la vez. Yo que vos, me lo dejo a mano.

“Cuentos completos”, de Amy Hempel (Seix Barral)

Hay autoras que nos enseñan a escribir con sus obras. Para mí, Amy Hempel es una de ellas. Una indispensable. Una de esas que te muestran lo que el cuento puede llegar a hacer. Una maestra a través de la prosa. Y, vaya casualidad (o no), la conocí gracias a Betina González.

“Los mejores días”, de Magalí Etchebarne (Tenemos las máquinas)

Son cuentos profundos por el nivel de detalle que se maneja en cada historia. Cada momento se desencadena con sutileza pero, no por eso, resulta menos sorprendente. Son como pequeñas investigaciones. Sin apuro pero con mucha profundidad, estas historias nos dan vuelta.

 

No ficción

“Maestros de la escritura”, de Liliana Villanueva (Ediciones Godot)

Es el libro que Liliana Villanueva trajo al mundo después de “Las clases de Hebe Uhart”, libro que mega recomiendo y, además, habiendo despedido a Hebe Uhart este año considero que es otro de los indispensables en la biblioteca de quienes nos gusta escribir. En “Maestros de la escritura”, Liliana Villanueva hace una suerte de recorrido por distintos autores que también son/fueron maestros a través de sus talleres. Un libro necesario y, sin duda, una deuda que teníamos con la literatura local: reconocer el costado de la enseñanza de les escritores.

“Mala leche”, de Soledad Barruti (Editorial Planeta)

Es el segundo libro de Soledad Barruti y muestra mucho de lo que no nos dejan ver respecto a la industria alimenticia. Ojo, no es un libro fácil de digerir. Quizá haya cosas que ya sabés o ya intuís pero, acá, Soledad Barruti te las muestra de frente, con investigaciones que las sostienen. Lo que más me impactó es ver lo que sucede con la comida para bebés y niñes. Lo bueno es que si bien desnuda mucho, no tiene un tono apocalíptico sino que te ayuda a ver que hay herramientas para pensar y modificar nuestra alimentación.

“Putita golosa. Por un feminismo del goce”, de Luciana Peker (Galerna)

Este libro nació de una de las columnas que la autora publicó en el suplemento Las12 del diario Página/12. A mí me resultó sumamente interesante porque desarma muchos estereotipos vinculados al placer de la mujer. El libro pasea entre la militancia gorda, el feminismo, la militancia por el placer sexual y por los estigmas sociales por los gustos de la mujer. Creo que le apuraron un poco el horno, o sea, podrían profundizarse algunas de las ideas que se traen. Más allá de eso, festejo que se escriba sobre estos temas que nos ayudan a desarmarnos a nosotras mismas y a pensarnos como sujetas deseantes, amantes, sexuadas, golosas…

 

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