¿Se puede aprender a escribir?

Mi maestra de tercer grado fue la primera en decirme que escribo “bien”. Pero yo no entendía a qué se refería. Más allá de la ortografía y gramática, ¿qué era lo que le decía que yo escribía “bien”? Aunque siempre me gustó hacerlo, nunca me sentí muy segura con lo que hacía (vale llevar al presente esta afirmación). A eso sumale que mis amigas se reían de los nombres que elegía para los cuentos que nos mandaba a escribir. Es que mientras ellas bautizaban a sus protagonistas como Belén o Milagros (creo que por el programa “Chiquititas”), yo usaba “Vasalisa”. Mi mamá, nacida en la Unión Soviética, me había comprado las traducciones de los cuentos populares rusos y entonces mi fuente de inspiración era otro.

Ya de más grandecita, cuando me animé a no seguir una carrera “de verdad” (!), empecé con talleres de plástica y luego de actuación. El teatro me llevó a estudiar dramaturgia y de ahí a literatura. Fui a Puan, pero hice la Licenciatura en Artes, no la de Letras. Otra vez la inseguridad. ¿Puedo dedicarme a la escritura si no estudié Letras? Bueno, no es que quiera ponerme a la altura, pero el escritor Ricardo Piglia estudió Historia y no Letras…

Año a año, más o menos para marzo/abril, en los suplementos culturales de los diarios argentinos (los que todavía existen) le dedican un artículo al “boom” o “fenómeno” de los talleres de escritura en la ciudad de Buenos Aires. Que se multiplican, que cada vez hay más, que si sirven o no sirven. Y se abre el debate, que si taller o Licenciatura, que si se puede o no aprender a escribir. Que si las nuevas carreras de escritura creativa de las Universidades son o no eficientes para formar escritores. Y etcéteras.

Hace poco, @merconfiltro publicó en Instagram unas historias sobre este tema con las que me sentí identificada. Ella estudió Publicidad e hizo varios talleres con distintos maestros. Y de cada uno se llevó algo: el empujón para empezar; técnicas, estrategias y mecanismos; la importancia de la lectura para crecer como escritora; entre otras cosas.

Yo creo que la carrera de Letras forma críticos e investigadores y no escritores. Y tambien creo que los talleres sirven pero que su éxito está en el hecho de que cada consigna te dispara a escribir algo, lo que sea, no importa si de ahí sale o no algo potable. Si vas a ir a un taller a escuchar y no a leer lo que escribiste, no sé, es como que te va a faltar una pierna.

El tema es generar el hábito de la lectura y llenar cientos, miles, millones de páginas a los que eventualmente se les dará alguna forma. Escribir como la única manera de aprender a hacerlo mejor. Para sacarse las cáscaras y las imposiciones, para animarse a imaginar cosas fuera de lo cotidiano, para jugar a ser otros, para conocer a los personajes, para investigar al mundo, para investigarnos el alma, para conocernos, para hacer catarsis, para jugar, para divertirse, para compartir, para la intimidad…

Entonces, ¿se puede aprender a escribir?

Yo creo que sí. Pero, como dice Simone de Beauvoir, “Escribir es un oficio que se aprende escribiendo”.

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